ECOS DE LA CUMBRE DE COPENHAGUE EN COLOMBIA

Publicado por Carolina Valle García. , martes, 20 de abril de 2010 22:31


A finales del año pasado, un número significativo de jefes de Estado se dieron cita en Copenhague (Dinamarca), con motivo de la Conferencia anual de las Partes (Cop) sobre Cambio Climático de las Naciones Unidas, evento que estuvo rodeado de amplias expectativas que aún están por materializarse.


Tras aceptarse por consenso dentro del Panel Intergubernamental del Cambio Climático, que tal problema era una realidad ocasionada por la acción humana, se ha venido discutiendo en distintas reuniones internacionales, por lo menos desde 2007, el tema de acciones de mitigación y adaptación frente a los cambios ambientales pronosticados.


Cerca ya de la caducidad del protocolo de Kyoto, la cumbre de Copenhague (Dinamarca), llevada a cabo en diciembre de 2009, era percibida como el espacio propicio para crear un consenso entre los diferentes países en cuanto a políticas concretas dentro de un marco jurídico, que permitieran hacer frente al cambio climático.


Este encuentro ha recibido diversas críticas de funcionarios políticos y del sector de las ONG que trabajan con el medio ambiente, pues a pesar de que hubo voluntad política desde algunos mandatarios, las reglas de juego aún no están fijas y es endeble el acuerdo internacional respectivo.


Carlos Costa, ministro de Medio Ambiente y participante de la reunión de Copenhague, señala logros y vacíos que dejó la reunión, al rescatar que por, primera vez, se arrojan cifras claras, como el límite de ascenso del clima en el planeta, fijado en dos grados centígrados. Asimismo, se propuso que los países desarrollados movilizaran 30 mil millones de dólares para la mitigación del cambio climático.



Tanto el ministro como otros analistas del Foro Nacional Ambiental y la Plataforma Climática Latinoamericana, muestran que las expectativas frente a la definición de porcentajes de emisión de Co2 a corto y largo plazo, junto a las políticas de reducción de la deforestación y otros fenómenos que afectan el clima global están en el tintero y quitan respaldo a los acuerdos llegados en Copenhague.


“Se esperaban políticas de transferencia tecnológica a los países en vía de desarrollo, se desconoce qué pasará con el protocolo de Kyoto y con la financiación de los planes de adaptación”, agrega Carlos Costa.


El protocolo de Kyoto, con vigencia hasta el 2012 se estableció como medida internacional para controlar las emisiones de gases ambientalmente peligrosos. Se determinó que dentro de dos años, tales emisiones debían reducirse a un 95% de las que se presentaban en 1990. Este instrumento fue creado en 1992 dentro de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático.


Una problemática que ha emergido en la discusión ambiental multilateral, es el compromiso que deben asumir las nuevas potencias económicas y el equilibrio entre lo que las naciones desarrolladas y las que están en vía de desarrollo deben propiciar a nivel de producción industrial. El ministro colombiano afirma que “los países en desarrollo no tenemos por qué asumir el mismo tipo de compromiso que los desarrollados porque, para aumentar nuestras emisiones, ellos tendrían que reducir hasta el 95% de las suyas”.


También menciona que en Colombia “tenemos que tomar decisiones y políticas internas que no dependan de la Convención de Cambio Climático en materia de deforestación, tecnología limpia y cultura ciudadana”.



Harman Idema, delegado de la embajada de Holanda y asistente al Foro Nacional Ambiental organizado por Corantioquia, explica que su país tiene definidos ciertos ejes prioritarios respecto a políticas internacionales sobre cambio climático que giran en torno de “propuestas de reglas de juego, arquitectura financiera para las mismas y el tema de un mercado de carbonos mundial”.

El funcionario holandés afirma que existe una desconfianza mutua entre los países participantes de la Convención que impediría nuevos logros en la próxima Conferencia de las Partes, que tendrá lugar al 2010 en Cancún, México.


Expertos en políticas ambientales como el ex ministro colombiano Manuel Rodríguez Becerra, señalan que ha imperado a lo largo de 20 años de discusión internacional sobre medio ambiente una “debilidad de sistema de construcción de tratados ambientales”, debido a que la preocupación por pérdidas económicas a corto plazo, ha opacado un interés sobre los eventos de importancia a largo plazo relacionados con un cambio climático.


Rodríguez hace hincapié en la falta de voluntad política de potencias como Estados Unidos y la situación de las economías emrgentes de China, India y Brasil, las cuales no se les ha incluido en el grupo de países que tendrían que reducir de forma significativa el número de emisiones de gas.

Ximena Barrera, directora de la World Wildlife Fund (WWF) para Colombia, concluye que el acuerdo de Copenhague “no genera convenio justo ni medidas de cumplimiento, y tiene un status legal y político incierto”, al agregar que el fracaso hasta el momento se debe a “falta de voluntad política”.



Un análisis más local de la influencia de un cambio ambiental para Antioquia y Colombia, fue presentado por el director general de Corantioquia, Luis Alfonso Escobar.


Entre los efectos más evidentes durante los últimos tiempos en el departamento, se registra un aumento en el nivel de las aguas en la región de Urabá y, por consiguiente, la pérdida de tierra. Otros daños que menciona Escobar, son la extinción masiva de especies y una alta cifra de daños en el bosque tropical de zonas como Chocó.


En términos internacionales la cumbre de Copenhague sentó un precedente que puede avanzar o declinar según las acciones y propuestas de los países que hacen parte de la Convención del Cambio Climático.


El país, por su lado, necesita definir qué acciones emprenderá para conservar el paisaje natural y trazar políticas energéticas nuevas y medidas tendientes a contrarrestar la deforestación, la emisión de gases por cuenta de la ganadería, el análisis de los pro y contra de los agrocombustibles, entre otros temas que los expertos ponen en la palestra en medio de la incertidumbre política referente al medio ambiente.



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